Albalate: Las Lastras

La geometría sagrada y astronómica en la parte más alta

La parte más alta de Las Lastras es una plataforma con varias cazoletas, algunas de gran tamaño. Una de las cazoletas se ha alargado hasta hacer una tumba antropomorfa.



El dibujo del conjunto queda de la siguiente manera:



Es decir, un conjunto de cazoletas que no guardan simetría alguna y que, por lo tanto, hacen pensar que encierran alguna forma de geometría sagrada. En efecto, y teniendo a la cazoleta central como eje, aparecen una serie de orientaciones astronómicas:



Aparecen claramente indicados:

- los puntos cardinales

- las posiciones de salida y puesta del sol en los solsticios de verano e invierno

- las posiciones de salida más septentrional y meridional de la luna, posiciones que se alcanza cada 19 años aproximadamente, y cuya finalidad es trazar un calendario de los eclipses de luna: conocidas estas posiciones, los eclipses de luna se producen de  forma regular.

Además, el conjunto plantea varias figuras. La primera de ellas es una espiral:



Wikipedia nos dice que "La espiral es uno de los símbolos más antiguos y se encuentra en todos los continentes, habiendo jugado un papel fundamental en el simbolismo desde su aparición en el arte megalítico. Parece que en muchos lugares representaba el ciclo "nacimiento-muerte-renacimiento" así como al Sol, que se creía seguía ese mismo ciclo, naciendo cada mañana, muriendo cada noche y renaciendo a la mañana siguiente."

La espiral de Albalate se mueve siguiendo el sentido de las agujas del reloj, que es la forma "positiva" de movimiento de estas figuras.

Por otra parte, al darnos cuenta de que la parte inferior -que es la que mira a los movimientos de los astros- acaba "en punta", el dibujo también se puede presentar como el "árbol de la vida":



Según Wikipedia "el concepto de Árbol de la vida como árbol de muchas ramas que ilustra la idea de la vida en la tierra, se ha utilizado en la ciencia, la religión, la filosofía, la mitología, y en otras áreas. El Árbol de la vida tallado, pintado, bordado o impreso ha existido desde el comienzo de la historia. (...)


Generalmente, simboliza el poder de la vida y sus orígenes, la importancia de las raíces y el desarrollo de la vida. Se asocia a veces con las personas y / o animales (aves, mamíferos).

Según la Enciclopedia Británica, el árbol del conocimiento, que une el cielo y el inframundo, y el árbol de la vida, que conecta todas las formas de creación, son formas del árbol del mundo o árbol cósmico.1 Para algunos pensadores, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal, representado en diversas religiones y filosofías, son el mismo árbol.

-  "Árboles de la vida" conceptuales y mitológicos

Se encuentran árboles de la vida en el folclore, la cultura y la ficción, a menudo relacionados con la inmortalidad o la fertilidad. Tenían su origen en el simbolismo religioso.

-  Antiguo Egipto


En la mitología egipcia, en la Enéada de Heliópolis, la primera pareja, aparte de Shu y Tefnut (humedad y sequedad) y Geb y Nut (cielo y tierra), son Isis y Osiris. Se dice que surgieron de la acacia de Saosis, que los egipcios consideraban el "árbol de la vida", refiriéndose a él como "el árbol en el que se encerraba la vida y la muerte". Un mito muy posterior, cuenta cómo Seth mató a Osiris, colocándolo en un ataúd, y arrojándolo al Nilo. El ataúd llegó a ser embebido en la base de un tamarisco. El Sagrado Sicomoro de los egipcios también estaba en el umbral de la vida y la muerte, conectando los dos mundos.

-  Asiria


Lo que se conoce como el Árbol de la vida asirio estuvo representado por una serie de nodos y líneas que se cruzan. Aparentemente fue un símbolo religioso importante, a menudo atendido por dioses con cabeza de águila y sacerdotes, o el propio rey. Los especialistas en Asiriología no han llegado a un consenso sobre el significado de este símbolo. Es polivalente. El nombre de "Árbol de la Vida" ha sido atribuido por los investigadores modernamente, no fue utilizado en las fuentes asirias. De hecho, no existe ninguna evidencia textual relativa a este símbolo.

-  Bahaísmo


En los escritos sagrados del Bahaísmo, el "Árbol de la Vida" se refiere a la realidad de la Manifestación de Dios en cualquier edad que aparezca. Por lo tanto, hoy, el Árbol de la Vida es Bahá'u'lláh. Pero, como la Fe Bahaí enseña, la unidad esencial de las manifestaciones de Dios en el mundo divino, el Árbol de la Vida, también se refiere generalmente a todas las manifestaciones de Dios. En otros lugares, el árbol de la vida se identifica con el Libro del Pacto (la Carta de la Alianza de Bahá'u'lláh).3

- China


En la mitología china, una escultura de un Árbol de la Vida representa un fénix y un dragón; el dragón representa a menudo la inmortalidad. Una historia taoísta habla de un árbol que produce un melocotón cada tres mil años. El que come el fruto recibe la inmortalidad.


En la década de 1990, el descubrimiento arqueológico de un pozo de sacrificio en Sanxingdui en Sichuan, China, que databa de alrededor de 1200 a. C., contenía tres árboles de bronce, uno de ellos de 4 metros de altura. En su base había un dragón y las frutas colgaban de las ramas más bajas. En la parte superior, un pájaro extraño, como un (Fénix), una criatura con garras. También se ha encontrado en Sichuan, de finales de la dinastía Han (hacia 25 a 220 d. C.) otro Árbol de la vida. La base, de cerámica está custodiada por una bestia con cuernos y alas. Las hojas del árbol son monedas y personas. En la cúspide hay un pájaro con monedas y el sol.

-  Paganismo germánico y Mitología escandinava


En el paganismo germánico, los árboles jugaban (y, en forma de Heathhenry y Neopaganismo germánico, siguen desempeñando) un papel destacado, apareciendo en diversos aspectos, sobreviviendo a los textos y, posiblemente, en nombre de los dioses.


El Árbol de la vida aparece en la religión escandinava como Yggdrasil, el árbol del mundo, un enorme árbol (a veces considerado un tejo o fresno) con una amplia tradición popular. Tal vez en relación con Yggdrasil, han sobrevivido diferentes versiones con los árboles sagrados de las tribus germánicas. Entre los ejemplos se incluyen el Roble de Thor, los bosques sagrados, el Árbol sagrado de Uppsala y el pilar de madera de Irminsul.


En la mitología nórdica, las manzanas de la caja de la ceniza de Iðunn proporciona la inmortalidad de los dioses.

-  Biblia Hebrea / Cristianismo


Etz Chaim, en hebreo para "Árbol de la vida", es un término común usado en el judaísmo. La expresión, que se encuentra en el Libro de los Proverbios, en sentido figurado se aplica a la Torá misma. Etz Chaim es también un nombre común para yeshivás y sinagogas, así como para obras de la literatura rabínica. También se utiliza para describir a cada uno de los postes de madera a la que se adjunta el pergamino de un Sefer Torá. El misticismo judío muestra el Árbol de la vida en forma de diez nodos interconectados, como una parte importante de la Cábala. Como tal, se asemeja a los diez Sefirot.


El Tabernáculo y el Arca de la Alianza fueron de madera de acacia o de una variedad de acacia. Tradicionalmente, la zarza ardiente, se creía que era de acacia. Muchos cristianos consideran la acacia el árbol de la vida.


Ezequiel 47:12 dice: "A lo largo del río, en ambas orillas, crecerán toda clase de árboles frutales con hojas que nunca se marchitan y los frutos nunca se malogran, dará frutos nuevos cada mes, porque esta agua viene del santuario. Y su fruto será bueno para comer y las hojas serán medicinales."


El Árbol de la vida se menciona en el Libro del Génesis (por ejemplo: Génesis 3:22), pero a menudo se considera distinto del árbol del conocimiento del bien y del mal (véase la introducción). En el cristianismo, el árbol de la vida es simbólicamente visto como Jesucristo. En el cristianismo oriental el Árbol de la vida es el amor de Dios.


Apocalipsis 22:2 dice: "En medio de la calle de la ciudad, en cada orilla del río estaban los Árboles de la vida, que llevan doce frutos en un año, una en cada mes, y sus hojas son la cura para las naciones."

-  India


La flora, en general desempeña un papel central en la cultura de la India, que tiene una gran tradición vegetariana. El simbolismo del árbol es mencionado en un himno del Rig-veda (10.135), y en el Bhagavad-guitá (15.1-4).


Dos variedades de la higuera (llamada ashuatta en sánscrito), la higuera de Bengala y el pipal son los más venerados en la tradición hindú, y ambos son considerados como árboles de la vida. La primera simboliza la fertilidad, según el Agní-purana, y es adorada por aquellos que desean tener hijos. También es conocida como el árbol de la inmortalidad en muchos escritos hindúes. Se creía que esta higuera había alimentado a la humanidad con su "leche" antes de la aparición de granos y otros alimentos.


La higuera juega un papel de jugador u observador en varios escritos del hinduismo. Los sabios y los videntes se sientan bajo la sombra de la higuera para buscar la iluminación, mantener discursos y llevar a cabo rituales védicos. El árbol de Bodhi bajo el cual Buda alcanzó la iluminación es un árbol pipal.


La higuera cobra especial importancia en la tradición de la India, debido principalmente a su "crecimiento en dos formas" (raíces 'aéreas' que crecen hacia abajo).

-  Mesoamérica


Entre las culturas precolombinas de Mesoamérica, el concepto de "árboles del mundo" es un motivo frecuente en sus cosmologías míticas y en la iconografía. Los Árboles del mundo incorporan los cuatro puntos cardinales, lo que representa también la naturaleza cuádruple de un árbol central del mundo, un simbólico axis mundi que conecta los planos del inframundo y el cielo con el del mundo terrestre.


Las representaciones de los Árboles del mundo, tanto en su aspectos centrales como direccionales, se encuentran en el arte y la tradición mitológica de culturas como la maya, azteca, Izapa, mixtecas, olmecas y otras, que datan de, al menos, los períodos Formativos Medios o Tardíos de la Cronología mesoamericana. Entre los mayas, el árbol central del mundo fue concebido o está representado por una ceiba, y es conocido indistintamente como wacah chan o yax imix che, dependiendo de la lengua maya. El tronco del árbol también puede ser representado por un caimán en posición vertical, cuya piel evoca el tronco del árbol espinoso.


Los Árboles del mundo direccionales también están asociados con los cuatro portadores del Año en los calendarios mesoamericanos, los colores direccionales y las deidades. Entre los Códices mesoamericanos que han esbozado esta asociación se incluyen los de Dresde, Borgia y Fejérváry-Mayer.8 Es de suponer que las localizaciones y centros ceremoniales de Mesoamérica, con frecuencia tenáin plantados árboles reales en cada uno de los cuatro puntos cardinales, lo que representaba el concepto cuatripartito.


Los Árboles del mundo son frecuentemente representados con aves en sus ramas y sus raíces se extienden por tierra o agua (a veces encima de un "monstruo de agua", símbolo del inframundo).
El árbol del mundo central también ha sido interpretado como una representación de la Vía Láctea.


-  Urartu

En Urartu alrededor de los siglos XIII al VI a. C., el Árbol de la vida fue un símbolo religioso, representado en las paredes exteriores de las fortalezas y tallados en las armaduras de los guerreros. Las ramas de los árboles se distribuyen por igual a los lados derecho e izquierdo del pie, con cada rama una hoja, y una hoja en la cúspide del árbol. Los sivientes (algunos con alas) se sitúan en cada lado del árbol con una de sus manos como si estuvieran cuidando de él. Este árbol se puede encontrar en numerosos restos de Urartu, como en las pinturas de las paredes de la fortaleza de Erebuni en Yerevan, Armenia.




Si cerramos todo el conjunto, tenemos una elipse:



Lo que nos remite a la figura del huevo, presente en muchas culturas (huevo de Pascua, China, Egipto ...)

Finalmente, observamos que la distribución de las cazoletas es de 4 arriba, 3 abajo y una central, lo que podría ser una representación del cielo: los 5 planetas conocidos desde la Prehistoria por ser posible verlos a simple vista (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno), el Sol, la Luna y la Tierra como centro.

La similitud con el sistema ptolemaico es clara. Y hay que remarcar que el sistema ptolemaico ha estado vigente hasta hace pocos siglos.



Recurrimos de nuevo a Wikipedia:

La Teoría geocéntrica es una antigua teoría de ubicación de la Tierra en el Universo. Coloca la Tierra en el centro del Universo, y los astros, incluido el Sol, girando alrededor de la Tierra (geo: Tierra; centrismo: agrupado). Creer que la Tierra es el centro del universo es la opinión obvia de quien no se plantea hallar una solución a los problemas que presentan los movimientos de los cuerpos celestes, esto es, los movimientos de los planetas. El geocentrismo estuvo vigente en las más remotas civilizaciones. Por ejemplo, en Babilonia era ésta la visión del universo y en su versión completada por Claudio Ptolomeo en el siglo II en su obra El Almagesto, en la que introdujo los llamados epiciclos, ecuantes y deferentes, estuvo en vigor hasta el siglo XVI cuando fue reemplazada por la teoría heliocéntrica.

-  Grecia

El modelo geocéntrico entró en la astronomía y filosofía griega, desde sus inicios. En el siglo VI a. C., se propuso una cosmología en la que la Tierra estaba formada como si fuera la sección en lo alto por encima de todo. El Sol, la Luna y los planetas eran agujeros en ruedas invisibles que rodeaban la Tierra; a través de los agujeros, los seres humanos podrían ver el fuego encubierto. Al mismo tiempo, los pitagóricos mostraron que la Tierra era esférica pero no el centro del Universo; postulaban que la Tierra estaba en movimiento alrededor del fuego no visible. Con el tiempo, estas versiones se combinaron; entonces los griegos más educados del siglo IV a. C. pensaron que la Tierra era una esfera en el centro del Universo. Fueron Platón y su discípulo Aristóteles.

Según Platón, la Tierra era una esfera que descansaba en el centro del Universo. Las estrellas y planetas giraban alrededor de la Tierra en círculos celestiales, ordenados en el siguiente orden (hacia el exterior del centro): Luna, Sol, Venus, Mercurio, Marte, Júpiter, Saturno, demás estrellas. En el Mito de Er, una sección de La República, Platón describe el cosmos como el Huso de la Necesidad, del que cuidan las Sirenas y las tres Moiras.

Eudoxo de sconido, quien trabajó con Platón, desarrolló una explicación menos mítica y más matemática del movimiento de los planetas basados en dictum de Platón manifestando que todos los fenómenos en los cielos puede explicarse con el movimiento circular uniforme.

Aristóteles explicó en detalle el sistema de Eudoxo. En el sistema con creces aristotélico desarrollado, la Tierra esférica está en el centro del Universo. Todos los cuerpos celestes están pegados a 56 esferas concéntricas que giran alrededor de la Tierra. (El número está por las nubes porque varias esferas transparentes son necesarias para cada planeta.) La Luna está en la esfera más cercana a la Tierra. Así trata sobre el área de Tierra, lo cual lo contamina, causando las cuñas comerciales oscuras (macula) y la habilidad para pasar a través de fases lunares. No es perfecto como los otros cuerpos celestes, cuál brilla por su luz.

La adhesión al modelo geocéntrico resultó principalmente de varias observaciones importantes. Ante todo, si la Tierra se movió, luego uno debe poder observar la alternancia de las estrellas fijas debido a paralaje. En resumen, las formas de las constelaciones deberían cambiar considerablemente sobre el curso de un año. En realidad, las estrellas son un tanto así más allá fuera que el Sol y los planetas que este movimiento (que hace existe) no fue detectado hasta el siglo XIX. La falta de cualquier paralaje observable fue considerada la muerte de cualquier teoría poco geocéntrica.

Un desperfecto principal en el sistema de Eudoxo basado en esferas concéntricas fue que no podrían explicar los cambios en la claridad de los planetas causados por un cambio en la distancia. Este honor fue reservado para el sistema ptolemaico, apoyado y fundado por el astrónomo helenístico Claudio Ptolomeo de Alexandría, Egipto en el siglo II después de Cristo. Su libro principal astronómico, el Almagesto, era la culminación de los siglos de trabajo por astrónomos griegos; fue aceptado durante más de un milenio como el modelo cosmológico correcto por astrónomos europeos y musulmanes. A causa de su influencia, a veces es considerado idéntico con el modelo geocéntrico.

- Sistema ptolemaico

En el sistema ptolemaico, cada planeta es movido por dos o más esferas: una esfera es su deferente que se centra en la Tierra, y la otra esfera es el epiciclo que se encaja en el deferente. El planeta se encaja en la esfera del epiciclo. El deferente rota alrededor de la Tierra mientras que el epiciclo rota dentro del deferente, haciendo que el planeta se acerque y se aleje de la Tierra en diversos puntos en su órbita, inclusive haciendo que disminuya su velocidad, se detenga, y se mueva en el sentido contrario (en movimiento retrógrado). Los epiciclos de Venus y de Mercurio están centrados siempre en una línea entre la Tierra y el Sol (Mercurio más cercano a la Tierra), lo que explica porqué siempre se encuentran cerca de él en el cielo. El orden de las esferas ptolemaicas a partir de la Tierra es:


El modelo del deferente-y-epiciclo había sido utilizado por los astrónomos griegos por siglos, como lo había sido la idea del excéntrico (un deferente levemente desviado del centro de la Tierra). En la ilustración, el centro del deferente no es la Tierra sino la X, haciéndolo excéntrico (del Latín ex- o e- que significa "de," y centrum que significa "centro").

Desafortunadamente, el sistema que estaba vigente en la época de Ptolomeo no concordaba con las mediciones, aún cuando había sido una mejora considerable respecto al sistema de Aristóteles. Algunas veces el tamaño del giro retrógrado de un planeta (más notablemente el de Marte) era más pequeño y a veces más grande. Esto lo impulsó a generar la idea de un ecuante.

El ecuante era un punto cerca del centro de la órbita del planeta en el cual, si uno se paraba allí y miraba, el centro del epiciclo del planeta parecería que se moviera a la misma velocidad. Por lo tanto, el planeta realmente se movía a diferentes velocidades cuando el epiciclo estaba en diferentes posiciones de su deferente. Usando un ecuante, Ptolomeo afirmaba mantener un movimiento uniforme y circular, pero a muchas personas no les gustaba porque pensaban que no concordaba con el dictado de Platón de un "movimiento circular uniforme". El sistema resultante, el cual eventualmente logró amplia aceptación en occidente, fue visto como muy complicado a los ojos de la modernidad; requería que cada planeta tuviera un epiciclo girando alrededor de un deferente, desplazado por un ecuante diferente para cada planeta. Pero el sistema predijo varios movimientos celestes, incluyendo el inicio y fin de los movimientos retrógrados, medianamente bien para la época en que se desarrolló.