El Racó de Febrer de La Fresneda


El Racó de Febrer tiene la forma de media luna. En se centro se alza una plataforma rocosa con una serie de grabados. Tanto el nombre ("Febrer") como la forma (media luna) evocan a la luna, o, lo que es lo mismo, a cultos matriarcales.



Destacamos los siguientes elementos:

a) el centro de la plataforma rocosa y una gran roca enfrente señalan el Este geográfico. Este línea, aparte de marcar la salida del sol en los equinoccios, actuaría de gnomon para ubicar las posiciones de la luna que describimos a continuación.

b) las intersecciones de las laderas de las colinas que forman el Racó de febrer (los "brazos" de la luna o de la Diosa Madre, diríamos) con las montañas del horizonte -unos 40º al norte y al sur del Este geográfico-, marcan las posiciones máximas septentrional y meridional de la lunaEstas posiciones de la luna se asocian al llamado ciclo de Saros, cuya única finalidad es la predicción de eclipses. Wikipedia nos aclara que Saros comprende un período de "223 lunas, lo que equivale a 6.585,32 días (algo más de 18 años y 10 u 11 días) tras el cual la Luna y la Tierra regresan aproximadamente a la misma posición en sus órbitas, y se pueden repetir los eclipses. (…) Conocido desde hace miles de años, es una manera de predecir futuros eclipses. (…) El saros presenta en promedio 42 eclipse de Sol y 42 de Luna. Los eclipses de Sol son 14 parciales y 28 centrales (totales, anulares o mixtos). Los eclipses de luna son 14 penumbrales, 14 parciales y 14 totales". Como la posición máxima meridional o septentrional de la luna se puede tomar como inicio de un ciclo de Saros, aquí tenemos un marcador que nos va a indicar el calendario de eclipses en los próximos 18 años. 

Pero el problema es aún más complicado. Podemos saber, tras años y años de observación, cuál es el ciclo de eclipses, pero éstos no se vuelven a repetir en el mismo lugar sino a 120º de distancia (hablamos sólo de los eclipses de luna, pues los de sol varían también sensiblemente en latitud, lo que les hace impredecibles en la Prehistoria). Para que los eclipses de luna se vuelvan a producir de acuerdo con su ciclo regular pero en el mismo lugar hacen falta 3 ciclos de Saros, es decir 54 años. Por lo tanto, estamos ante un problema que se resuelve con observaciones del ciclo de eclipses y del ciclo de la luna durante decenas y decenas de años.

El interés por los eclipses de luna viene dado porque en todas las culturas prehistóricas los días de eclipse son considerados como nefastos. Por ejemplo, en tiempos más recientes, los vacceos de Pallantia detuvieron su ataque a los romanos cuando se produjo un eclipse de luna. Chinos y bolivianos dicen que los eclipses se producían cuando unos perros furiosos desgarraban el sol y la luna a mordiscos. Para los egipcios, la serpiente Apep provocaba el eclipse cuando se comía al barco que transportaba al sol.  En el año 939, durante la batalla de Simancas entre el rey de León y el califa de Córdoba se produjo un eclipse de sol que provocó el pánico en ambos bandos y retrasó 3 días el final de la batalla.

La Luna es el otro astro fundamental de la Prehistoria, junto con el Sol. Mide el tiempo, con sus fases de 7 días y su ciclo aproximado de 28 días, lo que nos está indicando que la Realidad es un ciclo eterno de nacimiento, muerte y resurrección.

c) las posiciones del sol en los solsticios, aunque son cercanas a los "brazos" del Racó, no tienen un punto de referencia claro en el horizonte.

d) la roca contiene dos grupos de grabados: de una parte, tres cazoletas de distinto tamaño separadas; de otro, tres cazoletas (una redonda a la que circundan dos cuadrangulares) concéntricas. Sin duda, se trata de la de un rito cuyo significado desconocemos, pero que nos sugiere desde una dualidad (caos y orden), hasta la escenificación de un eclipse (tres cazoletas concéntricas que representarían a la Tierra, La Luna y al Sol), hasta el simbolismo de la perfección (la cuadratura del círculo, pues los dos cuadrados están dispuestos como si engendraran un octógono), como señaló Juan Avila el día en que visitamos el lugar.

"El ritmo lunar no sólo revela intervalos cortos (semana, mes), sino que sirve también de arquetipo para duraciones considerables; de hecho, el "nacimiento" de una humanidad, su crecimiento, su decrepitud (su "desgaste") y su desaparición son asimilados al ciclo lunar. Y esta asimilacion no es sólo importante porque nos revela la estructura "lunar" del devenir universal, sino también por sus consecuencias optimistas: pues así como la desaparición de la Luna nunca es definitiva, pues necesariamente va seguida de una luna nueva, la desaparicion del hombre no lo es mucho más y especialmente la desaparición incluso de toda la humanidad (diluvio, inundación, sumersión de un continente, etc.) nunca es total, pues una humanidad renace de una pareja de sobrevivientes." (M.Eliade, El mito del eterno retorno, Emecé editores, Argentina)

En la cosmogonía griega, "cuando los siete planetas se reunen en el signo de Cáncer ("Invierno Grande") se producirá un diluvio; cuando se encuentre en el signo de Capricornio (...) el Universo entero será consumido por el fuego. (...) Ideas similares se encuentran en la India y en Irán (influídas sin duda -al menos en sus fórmulas astronómicas- por Babilonia) y también entre los mayas del Yucatán y los aztecas de México. (...) En la "perspectiva lunar", tanto la muerte del hombre, como la muerte periódica de la humanidad, son necesarias, del mismo modo que lo son los tres días de tinieblas que preceden el "renacimiento" de la luna". La muerte del hombre y de la humanidad son indispensables para que éstos se regeneren (...)

"Para retomar vigor le es menester ser reabsorvida en lo amorfo, aunque sólo fuera un instante; ser reintregrada en la unidad primordial de la que salió; en otros términos, volver al "caos" (en el plano cósmico), a la "orgía" (en el plano social), a las "tinieblas" (para las simientes), al "agua" (bautismos en el plano humano, "Atlántida" en el plano histórico, etc,) (M.Eliade, El mito del eterno retorno, Emecé editores, Argentina).

Los grabados del Racó de Febrer: 3 cazoletas dispersas y 3 cazoletas concéntricas (dibujo de A. Rebullida)


"Según el Timeo (de Platón), las catástrofes parciales se deben a desviaciones planetarias, mientras que el momento de la reunión de todos los planetas es el del "tiempo perfecto""(M.Eliade, El mito del eterno retorno, Emecé editores, Argentina), y tiene por objeto la regeneración de la Humanidad."Algunas tribus de indios sudamericanos creen que la humanidad fue creada de la "sangre de la luna". En la India se dice que la diosa madre Kali, cuya fiesta se celebraba la última noche de la luna menguante, que los dioses se bañaban en el torrente sanguíneo de su útero y que bebían del mismo" (El mensaje de los símbolos -Manfred Luker - ed. Herder 1992)


En la parte inferior de la roca, un pequeño abrigo que estaba cerrado por piedras es seguramente lo que queda de un enterramiento megalítico.

Delante del abrigo, una cazoleta de magnífica factura sería el lugar donde se llevarían a cabo los ritos de aguas relacionados con el difunto.



Alrededores del Racó de Febrer

Tumba megalítica



La tumba megalítica tiene una forma dolménica: una gran losa descansa sobre paredes de piedra seca. No hay restos de fuego; su escasa altura descarta asimismo un uso civil (pastores...). Está precedida de un "corredor" que, en su conjunto representan un órgano reproductor femenino. De nuevo, la muerte como regreso al útero de la madre tierra.

El "corredor" tiene una longitud de 1,2 m. y el diámetro más largo de la zona interior (que es ligeramente ovoide) es de unos 3 m. La caída de unas cuantas piedras le resta estabilidad y permiten que lluvia la erosione; urge su reparación si no queremos que todo el conjunto se venga abajo. En este sentido, de la pared lateral derecha del "corredor" ya sólo quedan un conjunto de piedras esparcidas por el suelo.

También es aconsejable su excavación, aunque la tumba tiene signos de haber padecido una excavación ilegal.




Es curioso señalar que el interior contiene una ventana que no da a ninguna parte puesto que el conjunto se apoya sobre una gran masa de tierra. Seguramente tiene un sentido ritual: o bien permitir la entrada de agua o estar orientada a algún punto astral, seguramente la puesta de luna en su posición más septentrional (posición que ocupa cada 18,6 años).

Mirando hacia Santa Bárbara, por esa montaña se observaría la salida del sol en el solsticio de verano y la salida de la luna en su posición más septentrional (cada 18,6 años), lo que parece explicar el emplazamiento de la tumba.

La plataforma superior de la roca está decorada en su periferia con varios canículos, sin que se aprecie ningún dibujo especial.

El hecho de que la tumba no se apoye en grandes bloques de piedra sino en pequeñas piedras en seco y la existencia de una "ventana", simulando una vivienda, nos indica una civilizacion urbana o preurbana. La datación estaría en el Bronce Final, en los primeros siglos del primer milenio a.n.e.



Al lado, una roca con una cazoleta perfectamente circular y dos canículos, sería el lugar de los ritos de agua. El mismo esquema lo hemos podido apreciar en la posible tumba al pie de la gran roca del Racó de Febrer. En este caso, los canículos señalan las direccion Sur y Este cada uno: el sur por ser el punto cardinal hacia donde hay que mirar para observar el escenario de los movimientos de los astros, y el Este porque es el centro de tal escenario.

"Esta roca se hará sagrada porque su propia existencia es una hierofanía: incomprensible, invulnerable, es lo que el hombre no es. Resiste al tiempo, su realdad se ve duplicada por la perennidad. He aquí una piedra de las más vulgares: será convertida en "preciosa", es decir, se la impregnará de una fuerza mágica o religiosa en virtud de su sola forma simbólica o de su origen (...). Será sagrada porque es morada de los antepasados (India, Indonesia) o porque otrora fue el teatro de una teofanía (así el bethel, que sirvió de lecho a Jacob) o porque un sacrificio, un juramento, la consagraron". (M.Eliade, El mito del eterno retorno, Emecé editores, Argentina)



Observatorio astronómico




Mirando, cómo no, a Santa Bárbara, aparecen dos grandes rocas. La de la izquierda, de unos 2 metros de alto, contiene una gran cazoleta con dos canículos, que sería el punto donde tendrían lugar los ritos de agua. La de la derecha, de unos 1,5 metros de alto, presenta una serie de líneas grabadas que la convierten en lo que creemos es un observatorio astronómico.

En efecto, las dos líneas en diagonal coinciden con las laderas de las montañas que tienen delante (Santa Bárbara aparecen al NE y la otra montaña al SE) y están enmarcando el escenario donde se produce el milagro de los movimientos de los astros, especialmente el sol y la luna. La parte superior de la roca está recortada y dividida en 4 partes por 3 hendiduras; creemos que desde un punto de observación (que ya no existe) se podría trazar la línea que, pasando por estas hendiduras, nos marcara el nacimiento de los astros en diversas épocas del año.

El lugar está cerrado por restos de muretes de piedra, lo que lo convierte en un recinto sagrado y cerrado, donde el/la brujo/a de la tribu buscaba su aislamiento para así conectar mejor con el movimiento del Cosmos.