Piedra de sacrificios en Albalate del Arzobispo




ver también:

GALERIA DE FOTOS
ULACA Y OTROS SANTUARIOS


Subiendo por las "escaleras"



1. DESCRIPCION 

En los alrededores de Albalate del Arzobispo, encontramos una roca de grandes dimensiones en la que, a primera vista, destaca una cavidad antropomorfa en su parte superior y una especie de "escaleras" esculpidas en un lado para, al parecer, facilitar el acceso a esa plataforma superior. Dos canículos salen a cada lado de la cavidad antropomorfa y llegan hasta el suelo.

Las dimensiones de la roca son:

- altura máxima lado S.: 1,80 m

- altura máxima lado N.: 0,80 m.

- longitud máxima plataforma superior: 2,40 m

- anchura máxima plataforma superior: 1,40 m.

- longitud máxima de toda la roca, incluyendo la zona de las "escaleras": 4,20 m

La orientación de la cavidad antropomorfa es de unos 300º, por lo que parece claramente orientada a la puesta de sol en el solsticio de verano el 22 de junio, o, mirando hacia el lado contrario, marcando unos 120º, indicaría la salida del sol en el solsticio de invierno.
A pocos metros, una hendiduras en la roca sirven de apoyo a vigas. Son los restos de algún tipo de habitáculo. De hecho, hay varias zonas con hendiduras para vigas. No obstante, no podemos establecer relación alguna entre la roca de los sacrificios y una hipotética construcción adjunta.

También hemos comprobado en la zona la presencia de unas cuantas tumbas antropomorfas y, en otra parte, canículos y cazoletas. Tampoco hemos podido encontrar indicios de relación entre la roca de los sacrificios y estos elementos.

El lugar donde se halla la roca de los sacrificios ha estado muy modificado por la mano del hombre: es ahora zona de campos cultivados y, además, ha quedado dividido en dos por la carretera Albalate-Andorra.

Vista lateral de las "escaleras". El parecido con una cara humana es evidente


2. ANALISIS 

La cavidad antropomorfa, los dos canículos que la comunican con la tierra, las escaleras de acceso (como en los santuarios de Ulaca o de Panoias) sugieren que estamos ante un santuario donde tribus celtas o protoceltas realizaban sacrificios humanos siguiendo alguna clase de rito. Estas tribus no tenían templos; su religión se practicaba al aire libre.
Las "escaleras" serían el punto de acceso a la plataforma superior de la víctima, el sacerdote o ambos. Los canículos dejarían caer la sangre derramada hasta la tierra. 

La orientación hacia el solsticio de verano puede indicar que se harían sacrificios anuales en esas fechas en honor al sol en su momento de máximo esplendor. Se trata de un sistema de creencias que tiene su raíz en el ciclo agrario, de muerte y resurreción de la vegetación: los sacrificios garantizan que el ciclo de la naturaleza se realice cada año, que haya buenas cosechas y buenos pastos para el ganado. Por ende, se trata de garantizar no sólo un orden económico sino también un orden social y de valores (estratificación social).

Al contemplar el conjunto de la roca, nos damos cuenta de otro elemento muy interesante: el conjunto de la roca parece una cabeza humana en la que la escaleras, en realidad, dibujan la cara con bastante claridad: ojos, nariz y boca.

Los sacrificios humanos son conocidos entre los pueblos indoeuropeos,llegando a Europa en el II milenio ANE.

Estrabón (época de Augusto) dice que las tribus del N. de Hispania tienen un dios, equiparable al Ares griego, al que sacrifican caballos, prisioneros y machos cabríos. Esta costumbre era habitual entre los celtas de la Galia. Los bletonenses (Salamanca) firmaban sus pactos sacrificando a un hombre y un caballo. Los lusitanos practicaban la adivinación en base a los sacrificios humanos. Se sabe que las sacerdotisas celtibéricas sacrificaban a varones para solicitar a la Divinidad la victoria en la batalla y que en algunos lugares se realizaban sacrificios a la muerte de un personaje importante, sea hombre o mujer.

Por otra parte, tampoco hay que descuidar que varias inscripciones celtibéricas hablan de sacrificios de animales. En un vaso de Numancia se ve cómo una figura con un gorro cónico sostiene en la mano derecha una ave sobre un ara y en la izquierda una jarra.

En la Península Ibérica hay tres santuarios de renombre, celtas o protoceltas, donde se practicaron sacrificios humanos: Ulaca (Avila), Monreal de Ariza (Teruel) y Panoias (Portugal).

Ulaca (Avila) es una gran roca rectangular en la que una doble escalera lleva a una plataforma con dos cavidades comunicadas entre sí; una de las cavidad vierte en una tercera. Así, todo el líquido derramado en la parte superior baja por un canalículo hasta la tierra.

Cerca de la ciudad celta de Arcobriga, en Monreal de Ariza, está la "Pila de los sacrificios humanos", roca en la que se ha vaciado la parte superior para que la víctima se coloque en posición supina. Los canículos desembocan en unos depósitos junto al lugar donde reposaría la cabeza y en la parte inferior de la "pila" y servían para verter la sangre y las vísceras de las víctimas que irían a parar a los depósitos de la pila´.

Panoias (Portugal) está "construído en dos plataformas comunicadas por una rampa y una escalera, con depósitos tallados en la roca destinados a recoger, según las inscripciones, las entrañas y la sangre de las víctimas". (Celtas y Vettones - autores varios - ed. Diputación de Avila)


Plataforma superior. Parte de la cavidad antropomorfa y salidas de los dos canículos




LOS SOLSTICIOS EN DIVERSAS CULTURAS

Los incas esculpieron en el santuario de Ollantaytambo al dios Wiracocha: al amanecer del solsticio de verano el sol ilumina sólo la cabeza de la estatua (le despierta el conocimiento), para luego iluminar todo el templo dejando en penumbra el resto de la montaña.

Para los incas el solsticio del verano es la fiesta del sol ó Inti-raymi y de la Madre Tierra ó Pachamama. También se conmemora la aparición de las Pléyades. Las fiestas comenzaban con la invocación del Inca a la salida del sol, levantando los brazos y diciendo: "Oh mil sol Envíanos tu calor y que el frío desaparezca. Oh mi sol!"

Los aztecas tenían la Pirámide del Sol, en Teothiuacán, orientada al Este, en la que el sol se ponía exactamente frente a ella en el solsticio de verano.

El templo maya del Dios Descendente de Tulúm permite que la luz del sol entre por una ventana en el solsticio de invierno. Lo mismo sucede en la 'Casa del Gobernador' de Uxmal. Desde la plaza de Uaxactún se puede observar el llamado 'Grupo E', que consta de tres edificios que marcan la salida del sol en los equinoccios (el central) y en los solsticios (los laterales).

En el templo agipcio de Isis en Dendera, del 700 a.n.e., está escrito que "Isis (Sirio) brilla dentro de su templo el día del Año Nuevo (22 de junio) y mezcla su luz con la de su padre Ra (Sol) en el horizonte".

En Stonehenge, un menhir de más de 6 metros de altura situado en el exterior, marca la salida del sol en el solsticio de verano, si el observador se sitúa en el centro del círculo de piedras.

En el túmulo de Newgrange, Irlanda, del IV milenio a.n.e., el sol del amanecer del solsticio de invierno forma un rayo de 24 m. de largo en el interior del recinto. Conforme avanza el rayo va iluminando una serie de espirales grabadas en la roca. Por la tarde, el sol proyecto otro rayo en el túmulo de Dowth.

Externsteine es un santuario alemán desde la noche de los tiempos. Una capilla de una ermita cristiana tiene una ventana redonda de 37,5 cm de diámetro. La luz que entra por esta ventana en el amanecer del solsticio de verano proyecta la sombra de un gnomon del interior del recinto sobre un nicho del muro opuesto. Además, es casi obligado caer en el juego de palabras de que "externsteine" realmente provenga de "sternsteine", es decir, "piedras de las estrellas" (ó "piedras que reflejan/ reproducen las estrellas").

En Xochicalco, en México, en el solsticio de verano, el sol penetra desde el techo y forma una raya de luz en el interior.

En una zona de grabados rupestres del cañón del Chaco, Nuevo México, en el solsticio de verano, el sol forma como una daga de luz justo en el centro de una espiral grabada.

Para los celtas el solsticio de verano es la fiesta del sol, asociado a su Madre (la Tierra), que está embarazada (la cosecha). Los celtas encendían hogueras para "darle más fuerza" al sol.

El cristianismo ha integrado la tradición de los solsticios con San Juan Bautista (verano) y Jesucristo (invierno)