La Fresneda, el ara y el tridente

Otros elementos: el ara, el tridente y la espiral



El ara y los ritos de agua



Al lado de la ermita encontramos un ara de piedra. Por su proximidad, creemos que debe formar parte de un conjunto con alguna edificación sobre la que ahora se levante la ermita.

El ara tiene un reborde en forma de herradura. Sus dimensiones son de 60 x 85 cm. La orientación de la roca, como indica la flecha, es hacia la salida del sol en el solsticio de verano.

Tiene dos canículos a los lados (uno muy deteriorado), que permiten que cualquier líquido acabe cayendo a la tierra.

Creemos que es un punto de ritos de agua. "El contacto con el agua implica siempre regeneración... El agua confiere un 'nuevo nacimiento' por un ritual iniciático; por un ritual mágico, cura; por rituales funerarios, garantiza el renacimiento 'post mortem'. al incorporar en sí todas las virtualidades, el agua se convierte en símbolo de vida ..." (Amador Rebullida, Astronomía y Religión en el Neolítico-Bronce, Ed. Egara 1988).

Los ritos de fecundidad asociados a cazoletas han llegado hasta épocas recientes.

"Las gotas que caen de lo alto pueden entenderse sin más cual semen virile, como semilla de varón. En dios hindú de la tormenta, Indra, es el "señor del campo" y el "toro de la tierra". Los indios pima de Nuevo México tienen un mito, según el cual la diosa madre en figura de una hermosa mujer fue fecundada por una gota de agua caída de una nube. (...) Adad, el dios babilónico de la tempestad, llevaba los sobrenombres de "intendente de los diques de cielo" y de "señor de la abundancia": cuando retenía la lluvia, aparecían la sequía y el hambre." (El mensaje de los símbolos - Manfred Lurker -Ed. Herder, 1992)

"Entre los aztecas el sacerdote se dirigía a la diosa de las aguas corrientes, de nombre Chalchihuitlicue, con la súplica de que liberase al recién nacido de su impureza: "Pues que está sujeto a tu poder... haz que el agua limpie su mancha y suciedad ... a fin de que viva en este mundo con paz y sabiduría...; por ello se pone a este niño pequeño en tus manos..., pues sólo tú eres digno de poseerlo y de darlo y de lavarle de mal, que trae consigo desde el comienzo primero del mundo". (El mensaje de los símbolos - Manfred Lurker -Ed. Herder, 1992)

Mircea Eliade, en "Las aguas y el simbolismo acuático", Tratado de Historia de las religiones, Ciudad de México, Biblioteca Era, 1972, dice lo siguiente:

"En una fórmula sumaria, podría decirse que las aguas simbolizan la totalidad de las virtudes; son fons et origo, la matriz de todas las posibilidades de existencia. "Aguas eres la fuente de toda cosa y de toda existencia", dice un texto indio, sintetizando la larga tradición védica. Las aguas son los cimientos del mundo entero; son la esencia de la vegetación, el elíxir de la inmortalidad, semejantes a la amrita; aseguran larga vida creadora y son el principio de toda curación, etc. "¡Que las aguas nos traigan el bienestar!", rogaba el sacerdote védico. "¡Las aguas, en verdad, son curadoras; las aguas expulsan y curan todas las enfermedades!".

(...) La inmersión en el agua simboliza la regresión a lo preformal, la regeneración total, el nuevo nacimiento, pues una inmersión equivale a una disolución de las formas, a una reintegración en el modo indiferenciado de la preexistencia; y la salida de las aguas repite el gesto cosmogónico de la manifestación formal, el contacto con el agua implica siempre la regeneración; por una parte, porque la disolución va seguida de un nuevo nacimiento", por otra parte porque la inmersión fertiliza y aumenta el potencial de vida y de creación. El agua confiere un "nuevo nacimiento" por un ritual iniciático, cura por un ritual mágico, asegura el renacimiento post mortem por rituales funerarios. Incorporando en sí todas las virtualidades, el agua se convierte en símbolo de vida (el "agua viva", rica en gérmenes, fecunda la tierra, los animales, la mujer). Receptáculo de toda virtualidad, fluido por excelencia, soporte del devenir universal, el agua es comparada, o directamente asimilada con la luna. Los ritmos lunares y acuáticos están orquestados por el mismo destino: gobiernan la aparición y desaparición periódicas de todas las formas, dan al universal devenir una estructura cíclica.

Por eso, desde la prehistoria, el conjunto luna-agua-mujer era percibido como el círculo antropomórfico de la fecundidad. (...) En sumerio, a significaba aguas, pero significaba igualmente "esperma, concepción, generación". En la glíptica mesopotámica, por ejemplo, el agua y el pez simbólico son los emblemas de la fecundidad. Todavía en nuestros días, entre los primitivos, el agua se confunde (no siempre en la experiencia corriente, pero regularmente en el mito) con el semen viril.

(... ) Puesto que las aguas son la matriz universal en la que subsisten todas las virtualidades y prosperan todos los gérmenes, es fácil comprender los mitos y las leyendas que hacen derivar de ellas al género humano o a una raza particular. En la costa sur de Java, se encuentra un segara anakkan, un "mar de los niños". Los indios del Brasil se acuerdan todavía de los tiempos míticos, "cuando se encontraban todavía en el agua". Juan de Torquemada, describiendo las ilustraciones bautismales de los recién nacidos en México, nos conservó algunas de las fórmulas con las cuales se consagraba al niño a la diosa del agua Chalchihuitlicua Chalchiuhtlatonac, considerada como su verdadera madre.

Antes de sumergirlo en agua, se decía: "Toma esta agua, pues esta diosa es tu madre. Que este baño te lave de los pecados de tus padres..." Después, tocando la boca, el pecho y la cabeza con agua, se añadía: "Recibe, niño, a tu madre, la diosa del agua". (...)

Todavía en nuestros días, en Cornualles, los niños enfermos son sumergidos tres veces en el pozo de san Mandrón. En Francia el número de ríos y manantiales con propiedades curativas es considerable. Hay también fuentes benéficas sobre el amor.

(...) La inmersión del crucifijo o de la estatua de la virgen María y de los santos, para conjurar la sequía y obtener la lluvia, se practicaba en el catolicismo desde el siglo XIII y se continúa, a pesar de la resistencia eclesiástica, hasta los siglos XIX y XX.

La pila está situada en un lugar de un extraordinario nivel energético, pues llega a las 28.000 uBv.




El tridente




Es un tridente enorme, de unos 3 m., en la plataforma de la colina, con un mango que sigue varios metros más en la vertical de la pared. En conjunto, es una figura de unos 10 metros.

Según hemos podido comprobar en otros santuarios del Bajo Aragón, los tridentes, independientemente de su tamaño, normalmente apuntan al Norte. Este es el caso del tridente de La Fresneda, aunque observamos un error de unos 10º al W, que, curiosamente, es la misma derivacio´n que encontramos en la ermita de santa Bárbara de Valjunquera.

Al lado del tridente, dos agujeros hacen de gnomon que, como ha comprobado Rebullida, indican la misma orientación. Posiblemente primero se grabaron los dos agujeros y a continuación, una vez asegurada la orientación, el tridente.

"Esta combinación de columna vertical y plano horizontal, denominada gnomon, fue el instrumento de observación astral más antiguo. Además de indicar las estaciones, permitía efectuar divisiones del día, medir la altura del Sol o de la Luna sobre el horizonte, y obtener determinaciones de la latitud del lugar" (Amador Rebullida, Astronomía y Religión en el Neolítico-Bronce, Ed. Egara 1988).

No sabemos el significado del tridente de La Fresneda. No obstante, es un símbolo que aparece en prácticamente todos los sistemas de escritura de la antigüedad: griego, minoico, ibérico, tartésico, etc.,

Varias rocas de la ermita de Santa Bárbara hacen dudar de si son formaciones naturales o bien si ha intervenido la mano del hombre. En concreto, en la ladera Este una  gran roca con una plataforma de unos 2 m. de ancho parece un tosco ídolo-placa; en la ladera Oeste, otra gran roca de dimensiones parecidas a la anterior semeja una mano; conforme se asciende a la ermita, una roca presenta un agujero circular (de 1 m. de diámetro que apunta a la salida del sol en el solsticio de verano) que la traspasa de parte a parte ...

El tridente está ubicado en un lugar de un notable nivel energético, que llega a las 24.000 uBv.



La doble espiral

En el centro de la montaña de Santa Bárbara encontramos una gran espiral doble, queda sido construida en tiempos recientes, hacia los años 80 del siglo pasado. Es una muestra de la sacralidad de la montaña y de que aquí se hacen ritos y se manejan unos símbolos que se remontan a la noche de los tiempos.


La doble espiral

A esta espiral le acompaña la leyenda de que si quitamos una de sus piedras, al día siguiente la piedra aparece de nuevo en el lugar en que estaba antes.

"La espiral puede interpertarse como un símbolo del retorno, de la llegada y partida, del nacimiento y la muerte, la ascensión y la decadencia, la aparición y desaparición. Todo ello (…) en una conexión de significado con la representación de un movimiento cíclico o de un desarrollo de esa índole" (El mensaje de los símbolos - Manfred Lurker - Ed. Herder 1992).


En Wikipedia leemos que "la espiral es el símbolo más antiguo encontrado en todos los continentes, habiendo jugado un papel fundamental en el simbolismo desde su aparición en el arte megalítico. Parece que en muchos lugares representaba el ciclo "nacimiento -muerte -renacimiento" así como al sol, que se creía seguía ese mismo ciclo, naciendo cada mañana, muriendo cada noche y renaciendo a la mañana siguiente".

El centro de la espiral está situada sobre un punto de energía negativa, de unas 3.000 uBv (por lo que podría pensarse que este lugar sirvió en algún momento de lugar de enterramiento), que va creciendo a medida que se abre la figura: en seguida pasa a 7.000 uBv en el siguiente arco de la espiral hasta llegar a entre 15.000 y 20.000 uBv en el arco más exterior.